Escrito por: Daniela Patricia Pérez Vásquez
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha publicado en días recientes el tercer Informe Nacional de Desarrollo Humano, el cual se enfoca en los desafíos y oportunidades del desarrollo humano en Colombia y sus territorios, teniendo en cuenta aspectos transversales como la sostenibilidad medioambiental, el conflicto armado y aspectos socioeconómicos.
A grandes rasgos, el informe concluye que Colombia continúa siendo uno de los países más desiguales del mundo, y es que, entre los territorios, la diferencia en el Índice de Desarrollo Humano es alarmante, similar a comparar un país del primer mundo con uno del tercer mundo.
En cuanto al impacto del conflicto armado en el desarrollo humano, el informe destaca cómo décadas de conflicto armado y nuevas formas de violencia han exacerbado las desigualdades en el país, impidiendo a muchas personas ejercer sus libertades y mejorar sus condiciones de vida con seguridad y sin temor. Por último, en cuánto a la sostenibilidad medioambiental, se resalta que a mayor nivel de desarrollo, mayor es la degradación ambiental, lo que evidencia la falta de interés del Estado y de la población en general por proteger, cuidar y defender los recursos naturales y la biodiversidad del país.
El informe sitúa al departamento de Sucre en la categoría de desarrollo humano medio, poniendo de presente una preocupante realidad: el 60% de la población vive en pobreza monetaria y enfrenta altísimos niveles de informalidad, lo cual se traduce en una baja participación en las finanzas nacionales.
El territorio enfrenta grandes riesgos de sequía, erosión, aridez del suelo y desertificación, fenómenos que pueden afectar negativamente las actividades agrícolas y ganaderas, fundamentales para la economía y la alimentación de los pobladores de la región. Esto, sumado a un esfuerzo fiscal bajo en la gestión de la biodiversidad en relación con sus recursos disponibles, constituye, a mi parecer, una bomba de tiempo para la crisis socioeconómica y ambiental.
Al igual que otros departamentos que se encuentran en la categoría de desarrollo humano medio, Sucre ha presentado mejoras en ciertos indicadores, como educación, salud e ingresos, pero sigue enfrentando desafíos significativos y problemas estructurales como el acceso limitado a servicios básicos, altas tasas de pobreza y una infraestructura deficiente, barreras que impiden cualquier avance significativo y limitan las oportunidades de desarrollo y la capacidad de los habitantes para mejorar su calidad de vida.
La falta de innovación, una infraestructura deficiente y la amenaza creciente sobre los recursos naturales, otrora motivo de orgullo para muchos, agravan la situación, pues el porvenir del desarrollo no parece llegar a Sucre por ningún frente, y alcanzar un alto IDH pareciera misión imposible cuando quienes están en los espacios de poder aparentemente desconocen e ignoran la realidad. No puedo evitar preguntarme, ¿qué esperan los alcaldes locales, congresistas sucreños y la gobernación departamental para tomar cartas en el asunto? En redes sociales todo se ve muy lindo y perfecto, pero la realidad es otra y no se puede ocultar. Las políticas públicas adelantadas hasta ahora de poco han servido para impulsar el territorio y la comunidad hacia delante, antes por el contrario, se percibe rezagado.
Sobre la autora
Daniela Patricia Pérez Vásquez
Daniela es Profesional en Relaciones Internacionales, especialista en Gobierno y Gestión Pública Territoriales, y Candidata a Magíster en Políticas Públicas de la Universidad de Los Andes.