Escrito por: Daniela Patricia Pérez Vásquez
En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, la colaboración entre países y organismos internacionales se convierte en una herramienta poderosa para impulsar el progreso y superar desafíos locales. Para Colombia, esta cooperación no solo representa una fuente de recursos financieros, sino también de conocimiento, tecnología y buenas prácticas que pueden transformar realidades locales, gracias a instrumentos como la Cooperación Sur-Sur y la Col-Col. Como bien dice la Estrategia Nacional de Cooperación Internacional (ENCI), las políticas domésticas impactan la política exterior, y viceversa.
Así, la cooperación internacional ha permitido al país acceder a recursos significativos. Por ejemplo, en el 2021 se recibieron más de 1.400 millones de dólares en cooperación internacional, específicamente de Ayuda Oficial al Desarrollo. Estos fondos han sido cruciales para la implementación de políticas públicas en sectores como la migración, el desarrollo rural y la sostenibilidad ambiental. De allí que uno de los principales beneficios que identificamos de la cooperación internacional sea el acceso a recursos financieros, sin embargo, países y organizaciones donantes como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), suelen proporcionar no solo recursos monetarios, sino también asistencia técnica y capacitación. Esta transferencia de tecnología y conocimiento es invaluable, especialmente en áreas como la gestión pública, la innovación tecnológica y la sostenibilidad ambiental.
Otro aspecto fundamental, principalmente en los procesos de Cooperación Sur-Sur y Col-Col, es la implementación de buenas prácticas, que permite a los municipios y departamentos colombianos aprender de experiencias exitosas en otros países o regiones. Esto es especialmente relevante en la gestión de recursos naturales, la promoción del desarrollo sostenible y la implementación de políticas públicas inclusivas pues al adoptar prácticas ya exitosas se puede acelerar el desarrollo local y evitar errores básicos, lo que resulta en un uso más efectivo y eficiente de los recursos.
Los municipios pueden aprovechar estas transferencias de conocimientos y de recursos para capacitar a sus funcionarios, mejorar sus procesos administrativos y adoptar tecnologías que aumenten la eficiencia y la calidad de los servicios públicos. Además, pueden enfrentar limitaciones presupuestarias que les impiden ejecutar proyectos de gran envergadura para mejorar la infraestructura, educación, salud, etc. A través de programas de cooperación, es posible obtener financiamiento para estos proyectos, ya sea mediante donaciones, fondos de desarrollo y asistencia técnica.
La cooperación internacional también fortalece la gobernanza y la transparencia, puesto que los proyectos financiados por entidades internacionales suelen incluir estrictos requisitos de rendición de cuentas y transparencia. Estos estándares ayudan a mejorar la gestión de los recursos y a combatir la corrupción, un problema que afecta a muchos municipios en Colombia. Al adherirse a estas prácticas, los gobiernos locales no solo mejoran su eficiencia, sino que también ganan la confianza de la ciudadanía y de los cooperantes.
Lo anterior demuestra la importancia que la consecución de recursos internacionales tiene para los municipios y departamentos de Colombia. El llamado es, entonces, a que fortalezcan las funciones y actividades de sus oficinas de cooperación internacional, en bien del progreso de la ciudadanía.
Sobre la autora
Daniela Patricia Pérez Vásquez
Daniela es Profesional en Relaciones Internacionales, especialista en Gobierno y Gestión Pública Territoriales, y Candidata a Magíster en Políticas Públicas de la Universidad de Los Andes.